POR QUÉ SE LE HA CONCEDIDO
«Por su capacidad para crear universos de un profundo atractivo plástico y su visión de la ópera como una herramienta de construcción social».
HISTORIA
De pequeño, Rafael fue un día a la ópera, al Teatro de la Maestranza de Sevilla, y la experiencia le produjo una impresión tan fuerte que esa misma noche supo lo que quería ser de mayor. Pero no solo se decidió por dirigir la puesta en escena, sino que, además de director, es también dramaturgo, escenógrafo, figurinista e iluminador. En ópera y en teatro.
Se ha formado en distintas disciplinas (arquitectura, música, arte dramático) y en destacadas escuelas y universidades, de las que ha sido un alumno excelente, y ha ganando numerosos premios. El resultado es que une y mezcla lo aprendido, conectando unas formaciones con otras y volcándolas en un trabajo tan novedoso como espectacular. Lo llaman «transversalidad», pero es más bien genialidad.
Para acercar la ópera a un público joven, propone democratizarla y convertirla en un evento social del que todos los ciudadanos puedan participar. Para eso, hay que ayudar facilitando que el transporte público conecte los teatros con barrios periféricos de las ciudades, rebajar el precio medio y crear espacios de mediación y debate entre público y artistas. «Es importante que puedas venir en grupo, con tus colegas, y puedas comentar la jugada luego».